martes, 5 de febrero de 2013

La Revolución Cultural y el utopismo necesario de Raymond Williams


En “Raymond Williams y la idea de la Revolución cultural” de E. San Juan Jr. se nos presenta un acercamiento a los principales elementos que proclama el mismo Raymond Williams sobre el asunto de los Estudios culturales. En principio se nos alienta a saber qué abordan dichos estudios, lo cual decae en una nivelación de la cultura en todos los estratos sociales (claramente divididos por la economía y el poder). La cultura no debería ser elitista; la cultura es el producto en conjunto de todos los seres humanos y como tal para ellos mismos, no sólo para algunos; o lo que denomina Cultura Común. Esta ideología es la que desarrolla la propuesta descrita de este ensayo.
El camino que traza E. San Juan Jr. va también a demostrar en la concepción de Williams cinco engranes importantes para comprender, o si se quiere, justificar los Estudios Culturales. En primera instancia veremos “la idea de la cultura como los procesos y prácticas sociales que estén bien fundadas en las relaciones sociales y materiales” como ente utópico de la humanidad donde convergerían la economía, la política, la cultura y la crianza para que la sociedad llegue a un progreso estable y unificador. Ambos factores deben homogeneizarse y suplir todas las necesidades humanas, al mismo tiempo que son distribuidas equitativamente.
En segundo término  “la historización de las prácticas culturales” (teniendo en cuenta la palabra cultura en el sentido más abarcador posible) para comprender las funciones del Estado, es relevante en la medida en que el individuo puede cuestionarse las formas de desarrollo de su propio entorno. De esta manera se puede llegar a un conocimiento de las cosas y participar de manera directa en la producción de la cultura. En tercer punto el “consumismo” representa un problema grave en toda la sociedad pues es lo que dicta la forma de actuar y pensar del individuo. Pensemos en los bombardeos de “información” tergiversada, en los productos milagrosos, en los signos de poder que conllevan las marcas de grandes compañías y en el inevitable manejo de voluntades. Los estudios culturales pugnarían principalmente por la autonomía del individuo frente el “deber consumir esto o aquello”.
En cuarto lugar tenemos “la interacción del conocimiento práctico con otras áreas” como manera de alcanzar una democracia unitaria y general de progreso (remito al progreso porque es lo que toda sociedad siempre buscará). Esto requiere, desde luego, la participación de los grupos de poder en política, educación y comunicación para poner al alcance de todo individuo los recursos necesarios para la transformación social que se persigue. Se busca dirigir la vida propia de cada persona. Por último, el quinto aspecto, “la intención”. Es fundamental tener en cuenta que todo cambio y acción va propiciada por una intención de las cosas. Williams busca que el cambio vaya en mejoramiento y no en retroceso ni que el individuo se mantenga neutral. Persigue el cambio significativo, capaz de alentar la armonía en la sociedad.

Podemos observar que la intención de los estudios culturales es la de despertar el sentimiento de humanidad del individuo, tarea hartamente difícil pero no imposible, a la misma vez que utópica. Sin embargo, un hecho importante y creo que es el más complicado se basa en las esferas del poder político, pues en ellos descansa la intención de la sociedad en querer mejorar las condiciones de vida y progreso.

Nota: El texto al que hago referencia puede consultarse aquí.

1 comentario:

  1. Es interesante destacar el aspecto de la utopía en los planteamientos de Raymond Williams, para quien el proyecto democratizador a través de la cultura es un proyecto de emancipación que aminora una práctica utópica conservadora.

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