En
“El punto de vista del autor. Algunas propiedades generales de los campos de
producción cultural”, me gustaría rescatar algunos conceptos que considero
pertinentes para la producción cultural. Esto de ninguna manera demerita los
otros conceptos, sin embargo, desde mi punto de vista, los que rescato en este
espacio me interesaron sobremanera.
El campo literario en el campo del poder
El
campo del poder complementa el campo artístico, entre las relaciones de agentes
e instituciones. El grado de autonomía de un campo de producción cultural
depende del grado de jerarquización al
que esté subordinado. Se habla entonces de principio de jerarquización externa
y principio de jerarquización interna; en el primero la legitimización depende
del reconocimiento del público, mientras que en el segundo el reconocimiento se
da entre iguales. Todo el capítulo se relaciona con el hecho que ocupa la
cultura en el ambiente social y cómo es concebido por el poder
institucionalizado y por el poder de mismo campo de artistas. De esto se
desprende que exista el canon, la tradición literaria y que, a su vez, se
pretenda en todo momento continuar las normas ya establecidas. Aunque cabe
resaltar que la literatura experimental surgió como una afrenta a la tradición,
con el paso del tiempo también decayó en una especie de norma, lo cual también
trajo adeptos que siguieron los mismos postulados. Con esto también se
evidencia que la literatura la van jerarquizando los mismos escritores.
El "nomos" y la cuestión de los límites
Se
busca una definición que delimite el campo cultural y en consecuencia saber
cómo es que se legitíma el campo literario, para lo cual se propone un revisión
de la consagración de las obras, mediante el estudio de los reconocimientos, de
las antologías, etcétera. Sólo de esa manera, directa por cierto, podría
saberse cómo opera la legitimización.
Por otra parte, la legitimización
elitiza, es decir, deja a un lado a escritores que pueden tener obra de gran
factura. Los cual, desde luego, quiere decir que legitimizar a una obra no la
coloca como una obra bien estructurada.
La "illusio" y la obra de arte como
fetiche
La
“illusio” como condición del funcionamiento de un juego es propuesta como
elemento para que exista el fetiche de la obra arte como tal. Digamos, la obra
de arte de vuelve fetiche en el momento en que el autor de la obra se muestra como
consagrado, ya sea por la legitimización del poder o de sus cercanos colegas.
De esa manera, se busca la liberación de la “illlusio” para que la obra de arte
exista por sí misma y se pueda estudiar a partir de ella y no por referencia
externa. En este aspecto se halla la “divulgación masiva de la obra” donde los
espectadores se dejan llevar por el rumor de buena o mala tal o cual obra, sólo
a sabiendas de los comentarios de otros espectadores y no necesariamente
conocedores de las obras.
Estructura y cambio: luchas internas y revolución
permanente
Indica
el constante cambio al que está destinado todo arte. En otros casos, el cambio
es la superación de las formas, de los predecesores y se logra a través de la
legitimidad externa e interna. De allí la revolución permanente que se persigue
desde siempre. Base de esto son las vanguardias, la ruptura de lo establecido,
la superación de lo tradicional y la revolución de las formas y contenido. No
se comprende ningún cambio si antes no hay nada fijo y que rige ciertos campos
culturales. Por otro lado, las “Luchas internas y sensaciones externas”
dentro del mismo campo, tiene repercusiones si no es que motivos por los campos
externos. El poder juega, como vemos, un papel importante en estas luchas, ya
que de él depende que continúen o no dichos agente internos.
Reflexividad e ingenuidad
La
reflexividad es el agente principal para que exista la autonomía del campo de
producción cultural. Esto puede lograrse dejando a un lado la “illusio” y la
consagración del artista para centrarse sólo en la obra. Se plantea que el
lector tome el libro por propia convicción, lo lea y decida si es bueno o malo
desde su postura personal, crítica y reflexiva (no se espera que sea un avezado
en la crítica literaria ni menos que sea escritor, todo ser humano posee un
criterio para determinar la calidad de algo desde su experiencia con otro
“algo”). La ingenuidad, repito, sobresale cuando el individuo toma por cierto y
único el comentario de otro individuo, sin antes haberse acercado de manera
directa al objeto en cuestión.
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